“¡Hey Lisethe! ¿Te gustaría participar en combate en un evento como parte del equipo Nacional?”
Mi corazón comenzó a latir fuerte, las imágenes y recuerdos que tengo de mis experiencias pasadas compitiendo en Taekwondo me abstuvieron de contestar por unos segundos. Mis expresiones faciales no ocultaban, la sonrisa estaba a flor de piel y mis ojos sostenían el brillo de la ilusión de lo que ya algunas veces había experimentado.
European Masters Games, un evento que nos une
No sabía nada del evento, no sabía quién iba, no sabía en donde se realizaría, cuando y cuanto me iba a costar la experiencia, pero mi corazón ya me impulsaba a regresar al tatami y competir… “¡Sale!”, fue mi respuesta y no lo pensé dos veces. Después de unos momentos me asaltaron las dudas comunes que tengo al prepárame para un evento, ¿cuándo va a ser? ¿dónde? ¿quiénes van? ¿cuánto costará? ¿qué necesito? y las preguntas iban aumentando pues, cada una de ellas podría determinar el participar o no; dudas comunes que los atletas tienen; sin embargo mis dudas como atleta “Master” tenían connotaciones e implicaciones que me hacían responder a esa pregunta con dificultad y con mucho compromiso.
Los European Masters Games, es un evento similar a los Juegos Olímpicos, donde atletas de muchos deportes diferentes se reúnen a competir por un periodo aproximado de dos semanas, cada evento tiene su sede, y en este caso los estadios y edificios que compartimos estaban en la ciudad hermosa de Torino, Italia.
Ser un atleta “Master” significa que somos mayores de 35 años y que seguimos disfrutando y practicando nuestro deporte.
Las dificultades
Al compartir mis pensamientos y dudas con otros atletas de Taekwondo así como de otras disciplinas en referencia a este evento, todos expresábamos la misma constante, las siguientes dificultades:
- La situación familiar. Los compromisos familiares, las responsabilidades de tener una familia que conlleva nuestra edad. Algunos con hijos mayores entrando a la universidad otros con hijos pequeños o recién nacidos, o la pareja que trabaja y se queda en casa. La perspectiva ahora es diferente en relación de cuando éramos jóvenes, solteros y competíamos, pues ahora somos padres/madres, esposos (as). La situación actual nos hacía dudar si el compromiso de competir en este evento nos permitiría absorber o cumplir con estas necesidades.
- El trabajo. La mayoría de nosotros enfrentábamos a la preocupación laboral, pedir permiso de ausentarse esos días, dejar nuestros Doyangs sin atender (los que tenemos) y lo que representaba económicamente por faltar unos días. Somos el sostén familiar básico, para algunos el único y que unos días implicaba un desequilibrio económico que afectaba a muchos.
- Tiempo para entrenar. La vida cotidiana nos tenía ya en una rutina de tiempo completo, y poder adaptar nuestro entrenamiento entre tantas cosas, fue definitivamente un reto para muchos. Nos implicaba cambios y sacrificios. Levantarse más temprano, trabajar horas extras, dormir tarde, tener un cansancio acumulado y constante; fue parte de este proceso. Pero la motivación era grande porque manteníamos el objetivo claro y nos llevó a seguir adelante a pesar del cansancio.
- Las lesiones y cirugías. No cabe duda que a nuestra edad, parte de nuestra conversación y preocupaciones fue hablar de nuestras cirugías pasadas, las recuperaciones, las lesiones que nos hacían sentir limitados y la necesidad de trabajar más duro para compensar esas adversidades y cambios físicos, que cada uno de nosotros estábamos experimentado. Recuerdo que tuve la oportunidad de participar en el Campeonato Nacional de los Estados Unidos un mes antes del Campeonato de los EMG. Varios de mis compañeros del equipo de los EMG participaron también en este mismo evento. Durante nuestra primera sesión de entrenamiento y calentamiento, noté que TODOS usábamos algún tipo de vendaje especial, para algún tipo de lesión, tanto reciente como pasada. No pude evitar reírme desahogadamente, pues yo pensaba que, ¡Sólo a mí me pasaba! Por supuesto me hizo pensar en lo único que es el evento de los EMG. Nos hace regresar aún y a pesar de nuestras lesiones a adaptar nuestros entrenamientos con base a nuestras lesiones. Fue un nuevo reto, autoreconocer que “si podemos” y que “nos va a costar más trabajo durante una pelea”. Esto fue parte de los cambios que tuvimos que trabajar como parte de nuestra edad y experiencia.
- Nuestros propios miedos y retos personales que cada uno enfrentaba. Cada uno de nosotros tenía una razón muy específica del por qué hacer esto. Por el gusto de continuar haciendo algo que nos apasiona, por el reto que nos implica, porque aún hay deudas pendientes que cerrar, por la alegría de verse con alguien, por el deseo de estar en el pódium otra vez. No cabe duda que cada cabeza es un mundo. Cada uno de nosotros éramos, o lo suficientemente locos, o lo suficientemente atrevidos; para que aun así con cada una de las dificultades y nuestros propios miedos, decidir y participar en un evento de tal magnitud.
Cerca de 7000 atletas de diferentes deportes nos reunimos en la ceremonia de apertura para caminar a lo largo del Río Po (Fiume Po), por el Parque de Valentino, (Parco del Valentino) y por el centro de Torino, en donde los ciudadanos nos aplaudían y felicitaban.
Los equipos de atletas con sus uniformes del país a los cuales representábamos, nos unimos para tomarnos fotografías y buscarnos en las redes sociales para mantenernos en contacto. Fue muy emotivo. Después de casi ocho kilómetros caminando y disfrutando de la arquitectura de la ciudad de Torino, nos detuvimos en la Plaza del Castillo (Piazza Castello) la plaza en frente del Palacio Real, (Palazzo Reale). Ahí hicimos nuestro juramento como deportistas, se nos dio la bienvenida. Nos presentaron al atleta de mayor edad de todos, el cual seguía participando en los Masters Games, un corredor de 100 metros planos de ¡93 años! Eso nos puso a todos en una nueva perspectiva. Nos dimos cuenta que hay mucho que dar aún, que tenemos mucho que recorrer.
¿Porque estamos aquí? ¿cuál es nuestro mayor reto? ¿cuál es nuestro objetivo?
Cada uno de nosotros fuimos descubriendo que ya no somos los muchachos con las habilidades de cuando teníamos 20 años, sin embargo el espíritu deportivo es más fuerte, el amor a lo que hacemos está tan impreso en nuestro cuerpo, mente y corazón, que tal vez hasta es ya parte de nuestro ADN.
No había egos, ya no estaba esa competitividad juvenil. Era la pasión y el amor a lo que hacemos y el poder decir, aún lo puedo practicar. Con nuestras limitaciones pero aun así, nos atrevemos a competir.
Aceptarnos como somos, también nos dejaba aceptar a los demás y admirarlos de la misma manera, pues sabíamos que lo que hacíamos no era fácil, implicaba un reto personal, implicaba hacer cambios y tener nuevas prioridades, implicaba renovación y mucha alegría de estar con un formidable grupo de personas que compartíamos esa locura de seguir siendo atletas.
Abrazos y reverencias de respeto fue el sello final de nuestro evento. Compartir nuestras banderas y decirnos ¡Todos somos campeones!
Hoy empezamos a entrenar para Japón 2021 ¿y tú? ¿ya estas preparándote?
No dejamos de entrenar al envejecer, envejecemos cuando dejamos de entrenar.
Lisethe Salcido, Exclusivo MasTKD.com
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