En El Salvador, por ejemplo, muere una mujer cada 16 horas, señala un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El mismo reporte indica que en México ocurrieron siete decesos por día, y la BBC publicó que en tierras aztecas en un periodo de 24 años a 34 176 mujeres la pareja le arrebató la vida.
La violencia contra la mujer: es todos los días y en todas partes. Una encuesta hecha por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (UE), indicó en 2014 que en la UE 62 millones de mujeres habían recibido violencia física o sexual, otros 62 millones la habían recibido en la infancia y 80 millones violencia psicológica.
Es ridículo saber que países como Austria, aún no hablan de femicidios o violencia de género, sino que la llaman «traumas familiares», por ejemplo.
Por otro lado en Bolivia se está llevando a cabo un programa que trata la problemática dandole un enfoque de gran participación a nuestro arte marcial, y con total éxito, por lo menos así lo manifiesta el portal PlanetaTaekwondo.com (VER NOTA).
Un programa del país sudamericano, donde a través del Taekwondo y la psicología, unas 240 mujeres de 20 lugares distintos de dicho país, se dieron cuenta que la equidad de género es un derecho más que una utopía.
Esta es una alternativa digna de aplaudir, ya que según la Organización de los Estados Americanos (OEA) los países miembros solo cumplen con un 16.7% de información para prevenir este tipo de violencia, con respecto a lo establecido por la OEA.
Mediante el Taekwondo, también se busca fortalecer la parte psicológica de las mujeres. “La necesidad de saber cómo reaccionar en situaciones de supervivencia permite conocer cómo actuar en momentos de tensión sin que el miedo las paralice”, aclara la responsable de la iniciativa, la Lic. Laura Roca.
Este programa propone trabajar la parte mental, el Do del Taekwondo. Además, mediante la psicología se busca capacitar a las mujeres para que logren detectar ciertos comportamientos del lenguaje no verbal que las puede ayudar a prevenir agresiones por parte de los hombres.
Con las prácticas, la propuesta realizada por la psicóloga Roca, para mujeres adultas, reza que se fortalecerá la confianza en sí mismas y la autoestima.
Mediante el Taekwondo, también se busca fortalecer la parte psicológica de las mujeres. “La necesidad de saber cómo reaccionar en situaciones de supervivencia permite conocer cómo actuar en momentos de tensión sin que el miedo las paralice”, nos comenta la psicóloga y profesora de Taekwondo.
Cortar las raíces
Pero más que buscar la solución para las mujeres adultas, el programa busca la manera de acabar con la problemática de una vez por todas.
Según Laura Roca, uno de los mayores problemas que se descubrieron en las clases, es que las alumnas veían raro que estuvieran entrenando para defenderse ante el machismo, el mayor reto no fueron las clases de Taekwondo y defensa personal sino la parte psicológica y social.
Sin embargo, al ver que se fue dando una evolución muy positiva tanto física como mentalmente en el grupo de adultas, Roca y el gobierno de municipal de La Paz, decidieron comenzar con la capacitación y preparación en niñas de ocho a 17 años.
La reseña del Plan “Yo soy mi primer amor”, asegura que lo que incentivó a realizar este programa es que “vivir en situación de violencia durante la etapa de la adolescencia se constituye en un obstáculo para la vida de las personas”.
“En este caso específico para las mujeres de esa edad (entre 8 y 17 años), ya que el temor, la amenaza y el dolor, posterga muchos sueños, profundiza una baja autoestima, dificulta el tomar decisiones, anula posibles canales de comunicación con los padres, la familia y la sociedad”.
“Situaciones que generan frustración y serios problemas emocionales durante la etapa de la juventud y naturaliza la violencia, y con ello reproduce relaciones violentas que perpetúan el ciclo a lo largo de la vida de las mujeres”, concluía la responsable del plan.
El motivo de trabajar con menores va más allá de capacitarlas, sino que es el enseñarles a que el machismo no es algo que cabe dentro de la vida cotidiana.
Se busca formar y fortalecer los valores, constituyéndose en una estrategia que con todo el proceso que conlleva “Yo soy mi primer amor”, hará a las adolescentes menos vulnerables a sufrir agresión de género, no solo en la difícil etapa que es la juventud, sino a lo largo de su vida.
La aseveración se argumenta con el objetivo general del plan: “Promover acciones destinadas a la disminución de casos de violencia hacia mujeres adolescentes a nivel nacional, circunscritos a la prevención de noviazgos violentos, a partir estrategias que les permita tener respuestas oportunas frente a situaciones de violencia”.
No se busca fomentar la ecuación violencia con más violencia, sino todo lo contrario. Se puede concluir que darle los conocimientos y la capacidad de reaccionar a las mujeres mermará cualquier intento de agresión.
Comenzando por evitar a los hombres, y utilizando como último recurso la defensa personal como lo que es: un arma.
Para fortuna de las mujeres, en este caso de La Paz, una alianza en su favor se cuajó para poder darles calidad de vida, verdadera libertad y el valor equitativo que poseen.
Pero, desgraciadamente, en lo que a violencia de género respecta, hasta el idioma no ha dado la lucha que se debería, ya que ni siquiera la palabra femicidio figura en el diccionario de la lengua española.
Esteban Mora, Exclusivo MasTKD