Después de ver su última participación representando al equipo nacional cubano, en el Festival Olímpico Panamericano, participación casualmente exitosa, en julio de 2014 en México; Yosbel decidió alejarse de su país natal para buscar una nueva oportunidad de desarrollo y progreso personal en los Estados Unidos.
Pasando por un periodo de inactividad de un poco más de un año, el ex seleccionado nacional cubano hizo su reaparición triunfal en Portland, Oregon, hace tan solo unos días con la realización del Campeonato Panamericano de Clubes de la PATU.
Y decimos triunfal porque en su relanzamiento fue acogido por el cuerpo arbitral como el deportista masculino más valioso del evento y no solo por el knock out que propinó a su rival a los 3 segundos de comenzada la semifinal de su categoría, sino porque demostró amplia superioridad por sobre el resto y unas condiciones atléticas únicas.
“Me siento muy contento ya que estuvimos preparándonos muy fuerte para esto y por suerte los resultados se dieron. Quiero ir reincorporándome de a poco en la competición, que será local, hasta que tenga el permiso de poder salir internacionalmente. Por ahora no puedo competir por los Estados Unidos”, nos comentaba Yosbel Pérez en exclusiva para MasTKD.
Una picardía del destino, no tener una nación a quién representar ya que sin lugar a dudas es un atleta que todo equipo nacional gustaría tener entre sus filas.
“Tengo mucho más para darle al Taekwondo. Nunca uno se debe rendir, muchos pensaban que yo estaba perdido, que ya no podía más y aquí estoy de vuelta dando lo mejor de mí y no pienso parar” acotaba el atleta, quien entrena bajo las órdenes de su tío Yosvany Miguel Pérez, en Denver, Colorado, a quien agradecido menciona como «la luz de mi vida».
Cuando le preguntamos lo que significaba el Taekwondo para él y cuáles eran sus objetivos, nos decía lo siguiente “Taekwondo es mi vida. Me gustaría participar en un Campeonato Mundial o en un Juego Olímpico, tal vez no sea representando a los Estados Unidos, solamente quiero hacerlo siendo yo mismo, quiero sentirme libre” concluía Pérez.
Es totalmente entendible el flagelo que tiene que vivir un deportista al no poder representar a su bandera, ni poder volver a su hogar, principalmente cuando muchos tildan a estos deportistas como “desertores” o “traidores”, cuando en realidad deberían llamarlos: Valientes. Ya que son pocos los que se animan a tomar la gran decisión de buscar superarse y encontrar mejor calidad de vida.
Sin dudas es un tema amplio para debatir políticamente, con muchos puntos de vista diferentes, por lo que elegimos profundizar específicamente sobre esa situación citando textualmente un artículo de Marino Martínez, publicado por “El Nuevo Herald”, titulado: El atleta cubano no es un desertor, esperamos lo disfruten.
El atleta cubano no es un desertor
El significado de la palabra desertor según la Real Academia Española es la siguiente: soldado que abandona el ejército. Apóstata. El que se pasa al enemigo.
Y si esa es la definición exacta de la palabra desertor, debemos preguntar. ¿Por qué le siguen llamando desertores a los atletas cubanos que eligen libremente sus destinos?
A los primeros ciudadanos que se marcharon de la isla en la década del sesenta el gobierno cubano les llamó gusanos, luego a los protagonistas de la Flotilla de la Libertad en 1980 le pusieron el cartelito de escorias y por último a los atletas que han decidido actuar en el extranjero le llaman desertores del deporte, de la patria y de la revolución.
¿Traidor a quién, a qué y por qué? Los atletas cubanos no son traidores a nada. Son seres humanos que no desean vivir bajo las órdenes de un sistema que no permite el desarrollo de sus potencialidades. Y quienes abandonan cualquier forma de esclavitud, no se le debe llamar ni traidor ni desertor.
¿Acaso son los atletas cubanos una propiedad del gobierno? ¿Son militares en plena guerra? ¿Son traidores por elegir desarrollar sus habilidades al nivel más alto de competitividad? ¿A qué enemigo se pasa el atleta cubano?
Todas estas frases denigrantes tuvieron y tienen una intención: disminuir el valor del ciudadano que se atreve a pensar por sí mismo.
Después de casi cinco décadas de considerar a los deportistas como una propiedad gubernamental, se puede esperar que las autoridades de la isla les sigan llamando desertores y traidores a quienes abandonan el país. Pero lo que resulta ilógico es que en Estados Unidos los propios cubanos, latinoamericanos y estadounidenses mantengan ese calificativo para las personas que buscan un lugar para vivir donde predomine la decencia y el derecho al progreso económico.
Los atletas en cualquier lugar del mundo donde desarrollen sus habilidades con la excepción de Cuba, no son propiedad del gobierno, pertenecen a la historia deportiva de su país. Y punto.
¿Cuál es la razón por la que los atletas no pueden pulir su talento en el extranjero y luego regresar a su patria como lo hicieron en sus épocas CamiloPascual y Kid Gavilán? ¿Por qué tienen que arriesgar sus vidas huyendo en una frágil embarcación por el Estrecho de la Florida o escapar en un viaje al exterior para mejorar sus vidas?
Sencillamente, porque el gobierno cubano que sigue siendo dueño de toda la nación, se apropia también del derecho que debe tener todo ciudadano a elegir su vida.
El deportista cubano abandona el país donde nació en busca de su libertad individual. Y ese mismo atleta no regresa a su terruño a vivir y a estar junto a su público que lo adora porque el propio gobierno no se lo permite.
Lo que hace el deportista cubano que decide actuar en el extranjero es retomar el control de su vida secuestrada, eligiendo qué hacer, dónde y cómo desarrollar su existencia. Y este derecho es el mismo que tienen todos los atletas del mundo, menos en Cuba.
Es hora de eliminar la palabra desertor para llamar a los atletas que abandonan la isla en busca de libertad y de sus sueños.
Ese epíteto de desertor es una blasfemia, un insulto y una falta de respeto al atleta cubano. Además de ser una palabra mal utilizada.
Daniel Trapatoni, Exclusivo MasTKD