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Hace mucho, cuando conocí de Aaron Cook, lo hice por sus giros, su estilo dinámico del Taekwondo; era un fanático más, no entendía muchas cosas del arte marcial, solo era un tipo que lo vio dando giros, golpeando al que se le atravesara en el Do Chang y lanzando sus protecciones al público del BN Arena, en San José.
Aunque Aaron jamás ganó un campeonato mundial sénior o unos Juegos Olímpicos, seguí su carrera por diferentes razones, entre ellas que era un tipo que luchaba hasta el final.
Pero hoy, mucho tiempo después de saber de él, Aaron me dio una lección de humildad, de ética, de honor y sobretodo de honestidad. Aaron me demostró que a pesar de ser un atleta con sed insaciable de triunfo, los valores deben predominar sobre cualquier cosa.
El Campeonato Mundial Manchester 2019 fue la última cita mundialista de Cook, y a pesar de estar consciente de eso, el británico representante de Moldova no quiso subirse al podio por decisión propia. Pero tómelo literal: fue que realmente no quiso pasar a semifinales.
Corría el tercer round de los cuartos de final de los -80kg, cuando en la pista principal del Manchester Arena, Aaron Cook perdía por casi 20 puntos contra el azerí Milad Beigi Harchegani a falta de siete segundos.
En un intercambio donde Cook tomó la iniciativa, el azerí metió un puño o una rodilla -no está claro- que pegó en la cara al europeo y entonces se desplomó. Harchegani propició un golpe ilegal y si Cook no puede seguir, se le dará la victoria, asegurará el bronce, pero no podrá pelear la semifinal.
Tras unos segundos de agonía para Harchegani, todos apostaban a que el representante de Moldova no se pondría de pie y se quedaría ahí, diciéndole adiós a los mundiales con una medalla gracias al error del rival y no por mérito propio.
De un pronto a otro, luego que los médicos de Federación Mundial y los paramédicos irrumpieron en el escenario, Cook se levantó y siguió. No tenía posibilidad de remontar era una diferencia abismal para darle vuelta en los seis segundos restantes.
Se levantó, giró, hizo dobles al caso, lo intentó, pero el tiempo se agotó y así, de su tierra, Cook vio cómo la posibilidad de consagrarse frente a su gente se diluyó y se acabó. Pero no solo frente a su gente: sino de consagrarse en un mundial absoluto.
Visiblemente afectado, devastado, con una ilusión hecha añicos, Cook se limpió las lágrimas y atendió a la prensa, la pregunta era obligatoria: ¿por qué decidió levantarse?
«Yo solo quería terminar. Él golpeó mi cara, necesité atención, pero solo quería terminar, no quería acabar mis participaciones tirado en el suelo», dijo a MasTKD.com cuando se le abordó.
En ese instante Cook me daba a mí y a mi colega español, Paul Aguilar, una enseñanza de honestidad, honor, transparencia, juego limpio y un montón de cosas más.
Me tomó muchos días escribir este artículo, me disculpo por ello, la agenda es socada, MasTKD demandante y el tiempo escaso; pero a pesar de la atemporalidad, quería transmitir esta situación a todos los profesores y atletas que siguen este medio. Es importante valorar la honestidad de Cook.
Ese sábado 18 de junio cuando Cook me demostró que era más que una estrella del Taekwondo, hizo convencerme que es el rey sin corona -sí, como lo escribí hace dos años-, pero a diferencia de muchos reyes coronados; Aaron Cook es el rey con honor. Algo que escasea en la actualidad.
Aaron Cook perdió, pero el Taekwondo ganó… y por knockout.
Esteban Mora, Exclusivo MasTKD.com