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Aunque México superó con creces actuaciones legendarias en el plano deportivo de su época dorada de Taekwondo para imponer otras marcas en sus tradicionales resultados, es innegable que hay una generación que no se puede olvidar, y que en mis conversaciones recurrentes con gente del Taekwondo mexicano y de otras latitudes, siempre se hace presente.
Conversaba recientemente con Rubén Palafox, uno de los íconos del Taekwondo mexicano en la década de los 90 -quien ahora imparte sus conocimientos en Ecuador-, y el mismo sostiene que aunque los resultados de hoy son impresionantes (dos oros olímpicos), la calidad de los atletas no es superior de la generación que fue protagonista, y créanme que no fue una cuestión de ego su opinión.
Decimos esto, porque para muchos países es muy difícil borrarse la etapa donde México barría en Juegos Centroamericanos, Juegos Panamericanos, e incluso ganaron la Copa del Mundo de 1996 en Rio de Janeiro. Me refiero a los atletas que marcaron un hito en cada una de sus presentaciones, por su agresividad, técnica depurada y valor.
Para ello, voy a nombrar a los atletas que difícilmente pueden ser olvidados, gente que en cada salida despuntaba. Carlos Ayala, considerado por muchos como un atleta de alta velocidad y fogoso. Rubén Palafox, derrotó de manera contundente a muchos rivales con el uso de giros al rostro de una velocidad impresionante, le seguía al que consideraban intratable en los 58 kg, comentamos de Rafael Zúñiga Carreón, un atleta de un corazón y una técnica efectiva.
Nos adentramos en aguas más profundas y nadie deja de recordar al campeón olímpico de Barcelona, William de Jesús Córdoba, un atleta sencillamente excepcional, la maravilla de México, quien logró inmensas glorias incluida las medallas de oro panamericana, centroamericana, copa del mundo y olímpicos. Para la época su maestría deportiva con el uso de las dos piernas fue algo que asombraba a propios y extraños.
Cierra este equipo de fenómenos el multimedallista mundial y olímpico, Víctor Estrada, único sobreviviente de esta generación hasta los nuevos tiempos. De Víctor se dice de todo de su técnica, velocidad, coraje e innumerables logros deportivos, siendo hasta la fecha, ícono del taekwondo mexicano.
De la misma generación y con la salida de Zúñiga Carreón al peso feather 64 kg, se abrió camino otro excelentísimo competidor, se trata de Oscar Salazar Blanco. Demostró de que estaba hecho en el mundial de Hong Kong 1997, cuando cerró con bronce tras perder en agitado combate ante China Taipéi que a la postre también sería bi campeón mundial y sub campeón olímpico de apellido Huang.
Oscar luego brillaría en juegos centroamericanos, panamericanos y juegos olímpicos, siendo un deportista de calidad probada.
En el término de damas, México hizo también buenos resultados, se puede recordar a la deportista Patricia Mariscal, Marlen Ramírez Monroy, pero sin duda quien más batalló en escenarios mundiales con una serie de sub campeonatos mundiales fue Iridia Salazar, quien estuvo siempre en las finales, tanto de copas del mundo, como en campeonatos mundiales, más allá que fue la reina en Juegos Centroamericanos y Juegos Panamericanos.
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“En esa época nos entrenaba el coreano Hong, un asiático que dejó una escuela de técnica impresionante en los seleccionados mexicanos, un mito”, sostiene Palafox, un 54 kg. de rápidos movimientos y mucha picardía.
“Esa generación fue impresionante, de una calidad increíble”, me dijo Rafael Solorio, Director de Selecciones Nacionales de la actualidad en la Federación Mexicana de Taekwondo, cuando tocamos el tema en ciudad de México el año pasado.
Solorio quien fue suplente de Rafael Zúñiga en su época de atleta, no ahorró elogios para aquellas glorias deportivas, sin embargo con el no trazamos ningún tipo de comparaciones.
Sin embargo, el taekwondo mexicano el más fuerte per cápita del continente, en lo relativo a medallas olímpicas tiene ahora un arsenal de resultados, que incluso le dieron el sub campeonato olímpico por equipos en Beijing, sin embargo a pesar de que aquella generación atrapó varias preseas olímpicas de manos de los Salazar, Estrada y Córdoba, el tema de recordar a estos grandes del Taekwondo no deja de ser como un susurro entre los conocedores de la realidad del taekwondo mundial de la época de los 90, y al principio del milenio.
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La pregunta para culminar es: ¿Hubo más calidad técnica en aquella época, que la de ahora en los seleccionados mexicanos?
A pesar de los resultados olímpicos con atletas como Guillermo Pérez, María Espinoza y las revelaciones mundiales como Damián Villa e Idulio Islas, ¿han podido superar en nivel atletas de la talla de Carlos Ayala, Rubén Palafox, Rafael Zuñinga, William de Jesús Córdoba, Víctor Estrada, para decir los más destacados de los 90?
Es cierto que el taekwondo evolucionó, que hay nuevos reglamentos y petos electrónicos, pero la pregunta es sobre su calidad, su ejecución técnica, versatilidad, espectáculo.
¿Hay atletas hoy día de la calidad o de la maestría deportiva de Estrada y de William?
Abierto el debate.
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Carlos Hernández, Exclusivo masTaekwondo.com
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