Lic. Prof. Fernando Akilian
Maestro de Taekwondo 4º Dan Kukkiwon
Profesor de Educación Física
Licenciado en Actividad Física y Deporte
Licenciado en Ciencias de la Educación
Autor del libro «Taekwondo Olímpico. Enseñar el arte de jugar el deporte»
Claudio Antonio Aranda
Entrenador Nacional de Taekwondo
Preparador Físico y Metodólogo de Alto Rendimiento
Experiencia con atletas de elite de Brasil, Guatemala y Argentina.
Sabemos que es muy complejo definir al Taekwondo, ya que muchos lo llaman Arte Marcial, otros lo catalogan como Deporte Olímpico o también, cada vez hay más personas, que coinciden en encuadrarlo dentro de ambos (Arte – Deporte). Sin embargo en este artículo, nos posicionaremos en aquellos entrenadores que consideran al Taekwondo como un Deporte, ya que es desde ese enfoque que presentaremos en el presente ensayo.
La Iniciación Deportiva (ID), como así también, el Alto Rendimiento (AR), son fases en la carrera de un deportista consideradas como los grandes extremos, con objetivos diferentes y antagónicos rumbo a un “posible” elitismo deportivo.
Son numerosas las ocasiones en la que los entrenadores dedicados exclusivamente al AR, reciben atletas en los que denotan falencias relacionadas a su formación como deportista. ¿Qué nos hace pensar que un practicante puede llegar a desarrollarse dentro de una selecta elite mundial si no tuvo una adecuada ID?
En diferentes presentaciones, disertaciones y simposios destinados al AR, en los que se exponen determinados sistemas de entrenamiento orientados, por lo general, hacia deportistas de elite, recibimos preguntas que nos preocupan, como por ejemplo: “Estoy entrenando a un niño de ocho años que tiene muchas condiciones para este deporte ¿Cuántas series puede hacer de acuerdo a lo que Ud. está explicando?”. Aquellos que participamos como ponentes, nos surge otra gran inquietud: “¿estaré hablando en algún idioma desconocido?”.
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Esto nos lleva a pensar y promocionar el debate de cómo educar a un niño en las clases de Taekwondo y cómo aportaría en nuestras sesiones una de las herramientas pedagógicas más valoradas como lo son el juego y el deporte, de manera sana y respetando su edad de crecimiento, como así también los distintos aspectos psicológicos y biológicos de desarrollo hasta llegar, en muy pocos casos, al AR.
¿Porque decimos en muy pocos casos?
Porque para nosotros el AR es la búsqueda de la excelencia y del máximo rendimiento deportivo, con el objetivo de apoyar a deportistas con proyección para la alta competencia, en aras de satisfacer las expectativas de nuestro deporte en lo que respecta a resultados internacionales, mundiales y olímpicos.
Para esto, los deportistas han sido seleccionados teniendo en cuenta sus capacidades, talento, potencial, disciplina, formación, etc.
Es por ello que el AR está concebido como la práctica deportiva de organización a niveles superiores, comprendiendo procesos integrados orientados hacia el perfeccionamiento de las cualidades y condiciones Físico-Técnicas de deportistas mediante el aprovechamiento de adelantos tecnológicos y científicos.
Es por eso que aseguramos que el AR es para unos pocos y que el primer paso antes de pensar en las altas intensidades y la elite mundial, es iniciar al individuo respetando los procesos.
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La Iniciación Deportiva y su orientación al Taekwondo
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En un artículo publicado en esta Enciclopedia habíamos nombrado y advertido sobre los riesgos de dirigir a los niños/as a una “Especialización Deportiva precoz” y la responsabilidad que posee un Entrenador de Taekwondo en desarrollar una ID respetando los tiempos madurativos de dichos niños/as.
Comencemos por definir qué es la ID. Hay tantos autores como definiciones de ID, sin embargo, exponer una de ellas nos puede orientar sobre de qué estamos hablando:
«la toma de contacto con la habilidad específica (deporte) en cualquier contexto (académico, federativo, etc.), pero respetando las características psicológicas y pedagógicas para el desarrollo global». Romero Granados (2001).
Esta definición nos ayuda a reflexionar e interpretar a otros especialistas como Le Boulch (1991) cuando afirma que la supuesta ID dirigida a niños de 6 a 9 años es solo una caricatura de la actividad adulta, expresada a veces como un condicionamiento gestual precoz. Pensamos que muchos Entrenadores de Taekwondo por la presión que les imponen desde distintos ámbitos (federativos, gubernamentales, la sociedad en general) anticipan los tiempos de la Especialización Deportiva a edades muy tempranas poniendo en riesgo aspectos pedagógicos y biológicos de los niños en búsqueda de resultados cuantitativos (cantidad de medallas).
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Existe un imaginario popular que afirma que, si alguien se inicia en un deporte especifico antes o después de cierta edad, los rendimientos futuros no alcanzarán un nivel excepcional (Durand, 1988). Reafirmamos la idea de que el aprendizaje, no solo deportivo sino en cualquier ámbito escolar, disciplinas y ciencias, el sujeto, debe poseer la madurez suficiente para adquirir dicho aprendizaje. ¿Podría un niño/a, al ingresar a la escuela primaria, aprender trigonometría o analizar oraciones gramaticalmente? Imposible, porque no tiene la madurez cognitiva para poder comprender y aplicar ese conocimiento, por más esfuerzo e insistencia que haga el Maestro. En la enseñanza del deporte y al Taekwondo deportivo esto tampoco le escapa.
Sabemos que algunos entrenadores exponen a sus alumnos de ocho años a altas intensidades de cargas de entrenamiento en el entrenamiento específico de la fuerza cuando en realidad no han tenido aún su despegue hormonal. También, la falta de propuestas de muchos Profesores de Taekwondo genera que el único contenido en la clase, en especial en las clases de los niños pequeños, sea la ID específica del deporte de combate ya que tampoco pueden enseñar los Poomsae (formas) a esa población de alumnos por falta de desarrollo madurativo. Diem (1979) afirma que la ID en edades tempranas se produce naturalmente, no con la práctica directa del deporte, sino a través de actividades facilitadoras para la posterior práctica deportiva, siempre y cuando vayan dirigidas o tengan repercusión en esas actividades.
Por lo dicho anteriormente, llegamos a un elemento clave en la ID general porque aparece una herramienta natural pedagógica que es el juego, resistida por muchos Entrenadores de nuestro Deporte Olímpico, ya que algunos afirman que, en la clase de Taekwondo “no se juega, se hace Taekwondo”. Debemos recordar que “el jugar” forma parte de la naturaleza del hombre y en el caso de los niños, el fin de sus vidas es jugar y quienes educamos a través del deporte no podemos desconocer ese aspecto y tampoco ignorar su alto valor formativo
La estimulación motora es fundamental en los niños y cuanto más temprano se tome contacto con la actividad física mejor, ya que creará una base motriz que facilitará el aprendizaje de la futura Especialización Deportiva. Crear esas condiciones forma parte de la planificación del Profesor. En muchos casos, los Entrenadores prefieren enseñar las técnicas específicas del Taekwondo antes de afianzar las habilidades motoras básicas y sus combinaciones.
De lo anterior lo podemos comprobar perfectamente al recibir un deportista para formar parte de una Selección Nacional, y que éste no pueda responder a las consignas básicas, poseer fallas en su coordinación motora, además de una gran carencia de la técnica básica, implica un alto desconocimiento de la ejecución de ejercicios elementales de la preparación de cualquier individuo que se considere atleta. Estos, no son aspectos para desarrollar en la etapa de AR ya que, se supone, cuando el entrenador de esta fase recibe al deportista, éste ya pasó o debería haber pasado anteriormente por una gran cantidad de ejercicios motores en sus fases de Iniciación y Especialización.
Como se darán cuenta, este artículo está desarrollado por dos entrenadores supuestamente opuestos, pero en el caso del Entrenador de AR debemos afirmar que, al recibir un deportista formado a través de una correcta y planificada Iniciación y Especialización deportiva, la tarea es mucho más simple y por consiguiente, los resultados muy superiores.
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¿Por qué es importante planificar nuestras clases de Taekwondo de ID e incluir juegos en ella?, por varios factores:
– En el juego, el adversario puede cambiar todo el tiempo, al igual que cuando comience a realizar combates de Taekwondo y derivado por las gráficas, tener que enfrentarse con niños que no conoce y percibir las distintas expresiones motrices de cada practicante.
– Cambio de roles o funciones en el juego. Esto es transferirle a los combates de Taekwondo cuando a veces se está ganando y a veces perdiendo.
– El espacio, limites, dimensiones de un juego. Desarrollar actividades donde los niños (jóvenes y adultos también) deban adaptarse al espacio físico similar a un área de combate.
– Tamaño, formas, límites y dimensiones del espacio a patear. Que el niño perciba con sus pies y/o manos las distintas áreas donde deba impactar a través de juegos adaptados. Es recomendable no incluir el contacto pleno a la cara o a la cabeza dada la falta de maduración del hueso del cráneo en los niños/as.
– Habilidades motoras. Este punto es clave. Desarrollar juegos y actividades donde los iniciantes en el deporte puedan experimentar con distintos grados de complejidad, según los periodos y momentos madurativos, acciones relacionadas con el manejo de su propio cuerpo.
– Tiempos de juego. El Entrenador de Taekwondo podría generar juegos donde los tiempos no sean siempre los mismos y actuar según las propuestas del Profesor.
Las reglas de los juegos varían permanentemente. En la ID las reglas se adaptan para que todos puedan participar de manera facilitada. Las podemos cambiar sabiendo que las reglas formales del deporte son para algunas categorías y edades específicas. De esa forma se lleva al alumno a practicar con reglas sencillas y con el tiempo el Entrenador las irá complejizando según los distintos estadios evolutivos.
Para Contreras Jordan (1998) existen dos extremos posibles en los ambientes deportivos, los cuales son el marco recreativo (espontáneo o poco organizado, divertido, no agonístico, orientado al proceso, la ejecución no es fundamental y ocupación del tiempo libre) y el marco competitivo (fuertemente organizado y sistematizado, agonístico, orientado al resultado, meritocrático, búsqueda de la ejecución más perfecta, relevancia económica o profesional y ocupación de la mayor parte del tiempo), permaneciendo el marco educativo en una línea imaginaria intermedia entre esos polos opuestos, seleccionando de cada uno de ellos lo más útil para cada momento del proceso formativo.
Sabemos que muchos entrenadores creen tener en sus academias o clubes a un futuro Campeón Olímpico y comienzan a trabajar sobre ese niño como si fuera un adulto, olvidando los principios básicos de la evolución de un deportista y exponiéndolo a tensiones tanto físicas como psíquicas absurdas y nocivas.
El Alto Rendimiento es la parte más pequeña y más lejana de la base de una pirámide, que debe ser construida por diferentes “arquitectos” e “ingenieros” y como toda gigantesca pirámide, no puede hacerse de un día para el otro, sabiendo que para poder lograr la mejor terminación en su cima, debe tener ante todo, una correcta construcción de toda su base.
Todo lo expuesto en este trabajo, fue realizado en base a la experiencia que tuvimos en nuestras presentaciones en diferentes cursos y seminarios, donde por lo general, nos enfrentamos siempre a las mismas preguntas y demandas ¿Qué debo hacer para que este niño sea Campeón Mundial? Quizás la respuesta más común sea: Considero que ante todo, ese niño debe aprender primero a gatear y después a caminar.
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Bibliografía
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* Contreras Jordán, O. (1998). Didáctica de la educación física. Un enfoque constructivista. Ed. Inde. Barcelona.
* Diem, L. (1979). El deporte en la infancia. Ed. Paidos. Buenos Aires.
* Durand, M. (1988). El niño y el deporte. Ed. Paidos. Barcelona.
* Le Boulch, J. (1991). El deporte educativo, psicocinética y aprendizaje motor. Ed. Paidos. Barcelona
* Matveev, L.P. (2001). Teoría General del Entrenamiento Deportivo. Ed. Paidotribo, Barcelona, España.
* Romero Granados, S. (2001). Formación deportiva: nuevos retos en educación. Ed. Universidad de Sevilla. Sevilla.
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