«Hay muchas cosas qué pagar y para comer uno también y todo. Vieras que sinceramente a mí sí me jodió demasiado, me jodió muchísimo», dice Diego Díaz, profesor costarricense de Taekwondo sobre el confinamiento obligatorio auspiciado por el Coronavirus COVID-19.
Díaz tiene su escuela en una zona rural de Pérez Zeledón, 135 kilómetros al sur de San José, la capital de Costa Rica; y las circunstancias lo llevaron a ponerle candado temporal a su academia y sacar las virtudes en ebanistería.
Todo comenzó con un encargo de una casa para conejos y con ayuda de las redes sociales y un par de fotografías, su trabajo como ebanista se propagó.
«Sinceramente ahorita estoy muy enjaranado (endeudado) y también como soy enemigo de estar con tanta plata prestada, entonces dije: tengo que encontrar alguna forma para pagar todo esto y me llamó una muchacha para que le hiciera la casa de un conejo y quedó preciosa esa casa.
Entonces empecé a publicar y a la gente comenzó a gustarle y a llamar y a pedirme trabajillos y como toda la vida trabajé en construcción, entonces ya manejo bien medidas, estilos, cómo hacer una cosa y la otra, (…) gracias a Dios me ha salido mucho trabajo, pero sí, esto (la pandemia) fue lo que detonó que comenzara a hacer trabajos en madera», contó.
Diego también es asistente técnico de la selección nacional de Costa Rica. Sin embargo, el parón de funciones también lo mantiene lejos de oficio en San José.
Sus habilidades le permiten crear estantes, repisas, muebles, casas para mascotas y diferentes muebles.
«Cuando no hay perros, con gatos se montea (caza)», reflexionó el entrenador.
Esteban Mora, Exclusivo MasTKD.com