Si la memoria no me es infiel, Alexander Lotarev lleva diez años o más junto a los tatamis del Taekwondo costarricense. Es el médico oficial de la Federación Costarricense de Taekwondo (FCT) y marcó varias generaciones con su reconocida marca personal: ¡brinca!¡brinca! -con acento ruso-.
Lotarev, oriunda de Crimea y formado en la Universidad Estatal de ese mismo lugar, lleva consigo miles de historias, anécdotas y ganas de tomar café.
El crimeo es un ícono del Taekwondo costarricense, da servicios como galeno, pero también posee dos ambulancias equipadas que funcionan como negocio desde hace 13 años. ¿Pero cómo un médico especializado en atención de accidentes se radicó en Costa Rica y se aferró tanto al país, la cultura y la idiosincrasia, jamás pensó en volver a vivir en su ciudad natal?
«Yo llegué solo, (…) ahora tengo dos hijos y estoy casado con una costarricense y cuando visito mi patria pienso que necesito una actualización para vivir allá, yo estoy más adaptado para vivir aquí (en Costa Rica)», confiesa. Además, agrega que jamás se devolvería a su tierra, por muchos factores, pero especialmente porque «aquí estoy feliz».
Su historia con la tierra del Pura Vida comenzó, precisamente, en la universidad, con un destino cruzado por el amor, un amigo, una llamada y unas vacaciones.
«Yo estudiaba en la universidad, en la facultudad de medicina donde estudiaban unos costarricenses. Mi mejor amigo, de la universidad, él vino a pasear y luego se casó con una costarricense que también estudiaba en esa universidad. Entonces cuando él tenía dos años de vivir aquí y se incorporó como médico me llamó a mí, como soy su mejor amigo, y me dijo: que yo puedo venir y si me gusta el país me quedo. Lo visité a él hace más de 25 años como turista, me gustó el país, el clima, vi muchas opciones de trabajar como médico y regresé a mi patria para hacer todo el papeleo para validar mis títulos aquí», recuerda Lotarev, quien arribó al país centroamericano y esperó dos años para ejercer en servicio social en zonas indígenas y alejadas de la ciudad, como Talamanca.
Actualmente Alexander Lotarev vive en la provincia de Heredia, cercana a la capital, cree que es un punto estratégico para atender las situaciones de sus clientes en la casa de ellos.
Dentro de las cosas que más le gustan de Costa Rica, y de las que más significado le da, es el clima.
«Más que todo, en Costa Rica me gusta el clima. La vida cultural, social, histórica de mi patria siempre está relacionada con el clima; como existen cuatro estaciones, entonces existen cuatro tipos de canciones, de comida, de ropa, de comportamiento, de fiestas; todo es diferente, hasta el deporte. Entonces, en Costa Rica como siempre es el mismo clima caliente sin importar la estación, si es lluviosa o seca, entonces eso a mí me gusta», detalló.
Incluso, off the record, Lotarev dice algo curioso, que desde me hizo cambiar la perspectiva de las culturas: «si tu quieres saber cómo es un país, mira su naturaleza, su vegetación. Aquí en Costa Rica todo es verde todo el año».
¡Fuego a la carga!
Luego de tres años desde la primera vez que estuvo en Costa Rica, Alexander Lotarev fue aceptado en el Colegio de Médicos y Cirujanos. A partir de ahí, ‘El doctor’ trabajó en diferentes lugares que van desde la Caja Costarricense del Seguro Social, el Instituto Nacional de Seguros y hasta el Ministerio de Seguridad Pública (MSP), quizá este último sitio con más adrenalina diaria de la aconsejada.
Durante un año, en el 98, Lotarev estuvo como médico en jefe de un proyecto del MSP que consistió en que 37 zapadores expertos en explosivos limpiaron la Zona Norte de Costa Rica donde hubo 5000 minas personales implantadas en la línea fronteriza por guerrilleros que lucharon contra el régimen Sandinista en Nicaragua.
Lotarev explicó que su nombramiento lo hizo directamente la exministra de Seguridad -y muchos años después primera presidenta de Costa Rica- Laura Chinchilla, porque nadie quería ir a un campo minado y quienes quisieron ir, especialmente médicos cubanos, no tenían código para ejercer. Por su especialidad, que es en accidentes, y estar debidamente inscrito, fue el ganador de la plaza.
«Se exigía que estuviese un médico y dos paramédicos por cualquier emergencia. Entonces me contrataron. Estuve yendo por un año, especialmente, a Los Chiles (uno de los pueblos fronterizos entre Costa Rica y Nicaragua), tenía hasta un helicóptero para trabajar, porque era muy peligroso y podía pasar cualquier cosa», recordó.
Con el fin del mandato presidencial de José María Figueres (1994-1998), la dirigencia del MSP comandado por Chinchilla acabó y con ello aquella explosiva aventura en la Zona Norte que cuando los zapadores destruían alguna mina gritaban: ¡Fuego a la carga! Tambaleando todo a 150 metros a la redonda. Ahí se cerró ese capítulo.
Brinca, brinca. Un sello personal
Una de las características de Alexander Lotarev que más marcó las generaciones del Taekwondo costarricense, es que indistintamente el golpe que recibiera el taekwondista, él llegaba y le decía: ‘brinca, brinca’.
A partir de ahí pedía extensión de tiempo para atender con más calma o en definitiva pedía la cancelación del combate. Esta praxis llamó la atención de propios y extraños durante muchísimo tiempo, pero tiene una razón de ser lógica.
«Porque al revisar el paciente en el lugar de competencia no tengo mucho tiempo, necesito ver sus signos en menos de 30 segundos, entonces al revisar visualmente debo valorar si el atleta tiene ganas de continuar o si está apto para seguir. Entonces al obligarle brincar, yo inmediatamente analizo varios asuntos: el asunto de responder a mi orden, puedo ver si el sistema nervioso central está bien y ahí veo cómo se mueve su cuerpo en el momento de brincar, que no veo alguna asimetría y veo que todo está normalmente y veo las ganas del atleta para seguir peleando», explicó.
Pero el Taekwondo también le marcó cientos de anécdotas y cuenta una que, dice, es la más significativa de todo su tiempo al lado del Do Chang.
«Hace como cinco años atrás en la Copa Embajador, una atleta en la competencia se cayó mal y se fracturó el codo. A pesar que la fractura estaba visible, ella no mostró ni dolor ni nada. Obviamente pedimos que se termina el combate, y con aplausos de todo el público tuvimos que levantarla y llevarla al hospital. Me sorprendió la serenidad, ella no lloraba, no gritaba, se aguantaba el dolor como atleta verdadera, entonces me sorprendió ese caso», recordó.
Esta entrevista se hizo en un impasse de algún evento en San José en este 2019, mientras el doctor hablaba entusiasmado y sentado hacia atrás en la silla de plástico blanco con un vaso de café en la mano derecha.
El tiempo me apremió, me hubiese gustado conocer muchísimo más de la historia de Alexander que es fanático de la política y lector empernido de temas curiosos y de historia.
Tratando de poder cerrar la entrevista, antes que una situación le obligue a salir corriendo, hice la última pregunta: ¿cuál consejo le da a los miles de taekwondistas que existen alrededor del planeta? A la que constestó sin circunloquios:
«Yo como médico especialista en medicina de emergencias tuve que atender muchísimos casos de insuficiencia cardiaca deportiva, por llamarlo de alguna manera, porque los muchachos no valoran el esfuerzo del corazón, las exigencias que debe cumplir el corazón en la pelea. Entonces digo que todos deben hacer más ejercicios para fortalecer su corazón, porque muchos no aguantan esos seis minutos o menos en el área de pelea», recomendó el médico de 53 años.
Esteban Mora, Exclusivo MasTKD.com