Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pero además, aunque parezca mentira, hay piedras en las que tropezamos todos. Y los artistas marciales, antes o después, cometemos una y otra vez los mimos errores. Algunos pueden considerarse “pecadillos” de principiante, pero si se producen en practicantes avanzados… entonces revisten una mayor gravedad. Aunque la lista podría ser más larga, te presentamos 8 de los más recurrentes. Te suenan ¿verdad?
1. Pretender aprenderlo todo en muy poco tiempo
Cuando un principiante comienza a aprender artes marciales lo hace normalmente con muchas ganas e ilusión. Seguramente, viendo a los compañeros más experimentados quede impresionado por sus habilidades y quiera ser como ellos. Eso está bien. El problema es que normalmente quiere ser como ellos… ¡YA!. Por eso trata de desentrañar todos los detalles de cada movimiento, pretende conocer la función de cada técnica, abarcar todos los aspectos de la práctica a fin de dominarla por completo… ¡y lo pregunta todo!
Afortunadamente, el Sensei sabe cómo encauzar adecuadamente todo este esfuerzo por aprender. En “Karate Kid”, el protagonista aprendiz de karate, Daniel Larousso, está trabajando el equilibrio sobre la quilla de una barca. En esa tesitura, le pregunta al Sr. Miyagi “¿Cuando voy a aprender a pegar?”, a lo que el maestro le responde “¿Aprender pegar? ¡Aprender seguir seco!” mientras mueve la barca hasta que su alumno cae al agua. Yo creo que Daniel comprendió que debía centrase en mejorar su equilibrio y su estabilidad, y que después tal vez podría aprender a golpear. ¿Y tu? ¿Crees que lo entendió?
2. Tratar de imponerse al compañero
No me negarás que éste es un clásico. Todos hemos tenido algún compañero supercompetitivo, que permanentemente trata de ser superior a los demás. Son esos que no entienden que el aprendizaje, a veces, requiere de cierta colaboración.
Imagina a dos principiantes, forcejeando y tratando de controlarse o empujarse el uno al otro por la fuerza bruta. Es difícil que así progresen. El que trata de imponerse al compañero, normalmente ni aprende ni deja aprender. Y esto pasa en el dojang, pero si hablamos de un curso o una práctica en la que los asistentes son de diferentes escuelas… entonces ser mejor que el otro se convierte en una cuestión de honor. Afortunadamente, algunos se dan cuenta con el tiempo de que imponerse en la práctica solo sirve para dificultar el aprendizaje. Pero otros…
3. Querer enseñar cuando en realidad no sabemos
En todo proceso de enseñanza se producen etapas. Al principio el alumno duda de todo, suele ser tímido en su ejecución y muestra su inseguridad. Pero con el tiempo va adquiriendo confianza, a veces demasiada. Ya “sabe” ciertas cosas, y cuando da con un compañero aún más inexperto que él, se siente en la obligación de ayudarle, demostrando de paso todo eso que ya “ha aprendido”. ¿Cuántas veces hemos explicado algo a un compañero que ha resultado ser incorrecto?¿En cuántas ocasiones hemos tenido que decir “Ah, yo creía que…”? Pues eso, que todos nos pasamos de listos de vez en cuando.
4. Hablar sobre la práctica en lugar de practicar
¿Y lo dice alguien que se dedica a escribir sobre artes marciales? Efectivamente. Estudiar la historia de un sistema, analizar de forma teórica las leyes del movimiento sobre las que se sustenta, enumerar los principios morales a los que está asociado… todo eso está muy bien, pero luego hay que ponerlo en el tatami al servicio de la práctica. Y sudar, sudar mucho.
Si el maestro presenta un trabajo por parejas, dedicarse a discutir sobre él en lugar de realizar ese trabajo es perder el tiempo ¿no te parece? Esto no quita que se pueda comentar al compañero si la fuerza aplicada es suficiente o no, o preguntarle si ha sentido algo de dolor, o cualquier otra cosa que sirva para mejorar la práctica. En el tatami, hablar sobre lo que debemos hacer no sirve para nada si no lo hacemos de verdad. Además, para debatir sobre las artes marciales ya están los foros, las redes sociales y (si me permitís la cuña publicitaria) el apartado de comentarios de este blog.
5. Culpar a lo externo y poner excusas
Es que si el tatami resbala es muy difícil asentarse bien. Es que el compañero a veces no me ataca recto y por eso mi defensa no sirve. Es que hoy he llegado muy cansado. Es que no lo ha explicado bien y así cualquiera se entera. Es que… Es que… ¡Es que para todo tenemos excusas! A veces las circunstancias externas suponen un obstáculo, pero…¿el problema siempre es externo? ¿nosotros lo hacemos todo bien? Tanto tú como yo sabemos la respuesta. Debemos aceptar que la mayoría de las veces, los errores parten de nosotros. No pasa nada. Tendremos que prestar más atención, corregir los defectos y entrenar más. Hay cosas que nos afectan desde fuera que no podemos cambiar. Pero podemos mejorarnos nosotros mismos, y en todos los sentidos. ¿No es ese el objetivo de la práctica?
6. Creer que la meta es lo importante, en lugar del proceso
Aprender una forma, realizar y aprobar un examen, participar en un campeonato… pueden ser metas a corto o medio plazo que nos sirvan de motivación y nos ayuden a dar el 100% de nosotros. Sí, tienes razón, no son necesarias. Pero ayudan.
El problema viene cuando se convierten en el objetivo principal de nuestro entrenamiento. Ganar un campeonato o aprobar un examen es satisfactorio, es verdad. Pero si ganar o aprobar es el objetivo final de la práctica, se convierte en peligroso. ¿Puede un Cinturón rojo o marrón mostrar todo su conocimiento y capacidades en un examen? Yo creo que no. Y si puede, tal vez no merece convertirse en Cinturón Negro. Lo que se hace ante un tribunal está muy delimitado: hay normativas, reglamentos… Pero si el único objetivo es cambiar de grado, entonces podemos practicar solo aquello que haremos en el examen ¿no? ¿Sería eso suficiente? Para aprobar el examen, sí. Para ser Cinturón Negro, creo que no. A veces no nos damos cuenta de que lo importante no es cambiar de cinturón o vencer en un torneo, sino todo lo que se aprende y mejora para lograrlo.
7. Confundir cantidad con calidad
Repetir, repetir y repetir. Y ya está. Cuantas más veces repitamos, mejor lo haremos ¿verdad? Mmmmm… creo que no. Al ejecutar las técnicas una y otra vez, afianzamos los defectos y los vicios. Y si además estamos ya cansados, añadimos defectos y vicios nuevos. El trabajo y el sudor son necesarios, sí, pero con cabeza. Intentando que cada técnica que realizamos sea un poquito mejor que la anterior.
Comprar un libro y hacer 200 veces diarias las técnicas que en él aparecen no sirve para aprender artes marciales. Ni hacerlas 2000 veces. Ni 20000. La calidad en la práctica es tan importante como la cantidad (¡o más!). Los principiantes no saben en qué cuestiones tienen que centrarse para mejorar su técnica, así que, simplemente, repiten. Es tarea del profesor ofrecerles herramientas para que su esfuerzo se vea recompensado.
8. Creer que ya es suficiente
Suelo decir a mis alumnos que “cuanto más sé, más sé que no sé”. Este juego de palabras ilustra perfectamente mi percepción del aprendizaje en artes marciales. Cada nuevo concepto que descubrimos nos abre una puerta hacia nuevo conocimiento. Nos hace ver un mundo que, hasta ese momento, ni siquiera sabíamos que estaba ahí. Y a su vez, explorar ese nuevo mundo nos aportará nuevas ideas, que darán pie a otro sin fin de posibilidades. Cuanto más aprendemos, más debemos darnos cuenta de todo lo que nos queda por aprender. El principiante que cree que ya domina el sistema, evidentemente se equivoca. Pero el maestro que cree que ya no tiene nada que aprender porque ya sabe lo suficiente, también. Nunca dejamos de ser estudiantes. ¿Recuerdas el “Solo sé que no sé nada” de Sócrates? Pues si eso lo decía uno de los mayores filósofos de la historia… ¿qué será de nosotros, simples artistas marciales?
Y ahora que los has leído… ¿has cometido o cometes alguno de estos errores? Pues espero que este texto te sirva para corregirlos o evitarlos, y te ayude un poquito (solo un poquito) a reflexionar sobre cómo puedes ser un mejor artista marcial.
Fuente: Blog de Artes Marciales Kidokan de Juan Antonio García Ruiz
Francisco Keller, Exclusivo MasTKD